Luz GĂłmez Pando ha logrado obtener nuevas variedades de kiwicha, cebada y trigo.
La ingeniera agrĂłnoma Luz GĂłmez Pando lleva toda una vida dedicada al mejoramiento de variedades de cereales y de granos nativos como la quinua y kiwicha. Todo empezĂł en ApurĂmac en los campos de cultivo de sus padres donde ayudaba en la cosecha de cebada y trigo. Ahora a sus casi 75 años recibiĂł un importante premio que reconoce a las mujeres dedicadas a la investigaciĂłn, en especial en el uso de la energĂa nuclear para el mejoramiento de plantas.
TodavĂa recuerda cuando ingresĂł a la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) y solo eran cinco mujeres en su promociĂłn, de las cuales ella es la Ăşnica que ejerce hasta el momento. “A veces me sentĂa muy sola,” comenta. A los 23 años terminĂł su carrera de ingenierĂa agrĂłnoma y desde entonces no parĂł de investigar y trabajar hasta ser una especialista en mejoramiento y cultivo de cereales y granos nativos.
“Mi trabajo está centrado principalmente en el desarrollo de variedades de cereales y granos nativos para los agricultores de pequeña escala principalmente de la sierra centro y sur del Perú”, explica a la Agencia Andina Luz Gómez Pando, profesora principal del departamento de Fitotecnia de la UNALM.
ÂżCĂłmo se usa la energĂa nuclear para mejorar las plantas?
Dentro de su trabajo de mejoramiento genético, la investigadora trabaja con la técnica de inducción de mutaciones que utiliza agentes mutagénicos como es el caso de la radiación gamma para cambiar la parte genética o el ADN de las plantas.
“Toda nueva caracterĂstica de las plantas se origina a travĂ©s de mutaciones, por ejemplo la forma de las hojas, formas de las semillas o colores de las flores. Eso sucede de forma natural pero toma cientos de años y una forma de acelerar este proceso y que aparezcan estos nuevos genes que van a beneficiar el rendimiento, calidad, tolerancia al clima adverso y resistencia de enfermedades es a travĂ©s de la inducciĂłn de mutaciones para lo cual utilizamos la energĂa nuclear,” señala la cientĂfica, ganadora del Premio Nacional “Por las Mujeres en la Ciencia 2010” de L´Oreal-Concytec.
Gracias a esa técnica, que se viene utilizando desde 1980 en los programas de mejoramiento de plantas, la mujer de ciencias ha logrado obtener nuevas variedades de kiwicha, cebada y trigo, que ya se encuentran en los campos de los agricultores.
Con respecto a la quinua, ella sigue trabajando en la bĂşsqueda de una variedad de gran calidad.
“Por ejemplo hay variedades tradicionales de quinua que tienen un buen rendimiento y calidad pero son muy altas (muchas ramificaciones) o tienen un ciclo de vida muy largo (muchos meses en el campo) y eso la hace muy sensible a los cambios climáticos. Entonces mi objetivo es encontrar plantas de quinua con menos ramificaciones, para eso busco modificar la arquitectura de la planta. También mejorar la tolerancia al calor, porque la quinua no tolera el calor en la etapa de floración,” explica.
Precisamente por toda esa labor, en el 2014 fue una de las ganadoras del Concurso Internacional de InnovaciĂłn TecnolĂłgica en Quinua, donde obtuvo el segundo lugar, con su trabajo vinculado con el desarrollo de lĂneas mutantes mejoradas de quinua para las condiciones de la costa.
Ese mismo año el organismo Internacional de EnergĂa AtĂłmica (OIEA) y la OrganizaciĂłn de las Naciones Unidas para la AlimentaciĂłn y la Agricultura (FAO) reconociĂł por primera vez su trabajo por un desarrollo sostenible de la agricultura a travĂ©s del mejoramiento con InducciĂłn de Mutaciones.
Sin embargo, es la cebada, el cereal que le ha permitido un mayor reconocimiento. La investigadora señala que se han obtenido dos variedades, una cebada sin cáscara, utilizando la técnica de inducción de mutaciones, incrementando su rendimiento y calidad. Se llama “cebada centenario” y ya se siembra en los campos de los agricultores.
Trabajo conjunto con el agricultor
Como investigadora ha tenido muchos proyectos que le permitieron trabajar directamente con los agricultores especialmente de la sierra centro y sur.
“Una de las estrategias que hemos utilizado es establecer campos demostrativos en las mismas comunidades, conduciendo los campos con ellos y en la cosecha ver las diferencias entre nuestras variedades y las de ellos y luego un reparto de la semila,” comenta Luz Rayda Gómez Pando.
A sus casi 75 años – cuando está a poco tiempo de dejar su labor como docente e investigadora de la UNALM- su trabajo no se detiene y sigue buscando cĂłmo mejorar el contenido nutritivo de la cebada y el trigo, es decir una bio fortificaciĂłn natural. En la quinua y kiwicha busca desarrollar variedades precoces conservando su valor y calidad; y mejorar alguna caracterĂstica como es la demasiada ramificaciĂłn.
En esta Ăşltima fase de investigaciĂłn, como la cientĂfica lo llama, recibiĂł el Premio a la Mujer en el Fitomejoramiento por InducciĂłn de Mutaciones, otorgado por el Organismo Internacional de EnergĂa AtĂłmica (OIEA) y la FAO. Es la segunda vez que la investigadora recibe este galardĂłn.
“Me siento muy alegre porque lo obtengo en el último año de mi actividad profesional”, comenta emocionada.
Uno de sus mayores legados es haber contribuido en el desarrollo del Banco de Germoplasma de la Universidad Nacional Agraria La Molina, destacando la colección de quinua con más de 3000 accesiones.
“Lograr que la gente se interesara por estos cultivos marginados y olvidados me daba el impulso para seguir adelante. En un paĂs como el nuestro que tiene diversidad genĂ©tica, se necesita fondos para la investigaciĂłn inicial, eso nos acerca más a los agricultores porque muchas de las especies que cultivan están en áreas muy pequeñas y hay que llevarlas en extensiones grandes,” explica.
Al dejar las aulas, la doctora Luz Rayda Gómez Pando comenta que la mayor parte de su tiempo lo dedicará a escribir libros que sirvan a los estudiantes universitarios, precisamente a ellos les hace un llamado.
“Son muy pocos los investigadores que hacen mejoramiento genĂ©tico de plantas en nuestro paĂs. Necesitamos más profesionales que desarrollen nuevas variedades de plantas para enfrentar el cambio climático,” concluye.
Por: MarĂa Fernández Arribasplata