Al final se impone lo que el pueblo decide

A finales del año 1996 surge la noticia del hallazgo de las Chullpas de la Laguna de los Cóndores, ubicado al sur este del distrito de Leymebamba, en la Provincia de Chachapoyas, fue una noticia mundial porque era la primera vez que se encontraba restos arqueológicos de la Cultura Chachapoya en contexto para ser estudiado por las diferentes disciplinas del quehacer científico.

Leymebamba se convirtió en el escenario de la visita de propios y extraños, a inicios de 1997 se recibe la visita del arqueólogo Federico Kauffmann Doig con el objetivo de realizar el diagnóstico del hallazgo, el pueblo de Leymebamba organizó una comitiva de autoridades y representantes de la sociedad civil, para ese entonces desempeñaba el cargo de Coordinador Cultural del INC Leymebamba, además era docente de Historia y Geografía del Colegio “San Agustín”, era una excelente oportunidad para que cualquier profesor de Historia pueda compartir experiencias con un arqueólogo de trascendencia nacional e internacional.

En efecto, fue uno de los primeros viajes de esa magnitud a la Laguna de los Cóndores, al llegar a las Chullpas, Federico Kauffmann Doig quedó asombrado y en voz enérgica dijo “Éste es un Milagro Arqueológico”, nos tomábamos fotos, compartíamos experiencias y todos felices, sin embargo, en ése mismo lugar comenzó la estrategia del arqueólogo para sacar beneficio en torno al importante hallazgo, inició al planteamiento a toda la delegación sobre la validez del nombre de la laguna y expresaba que no era pertinente llamarle “Laguna de los Cóndores” porque en todo nuestro recorrido y estadía no habíamos observado cóndores, por lo contrario, lo que sí habíamos visto era hasta tres variedades de patos en la laguna y que por tanto podría llamarse “Laguna de los Patos”, también fuimos testigos de la cantidad de truchas que existía en la laguna, por ende también podría llamarse “Laguna de las Truchas”, pero lo más importante mencionó que hemos encontrado cientos de fardos funerarios intactos y que eran únicos en la Selva Alta, razón a ello propuso el nombre de “Laguna de las Momias”, ante la propuesta y conociendo de importancia de quién lo proponía, todos aceptamos e incluso se realizó una asamblea a nuestro retorno a Leymebamba para consolidar la propuesta.

Días pasados seguían llegando arqueólogos, antropólogos y demás profesionales y comenzó la otra historia; nos mencionaban que de seguro que ya había llegado Federico Kauffmann Doig, hecho que era realidad, íbamos compartiendo más experiencias hasta que en algún momento teníamos que hablar lo que había ocurrido, se había cambiado el nombre de la laguna, de “Laguna de los Cóndores por Laguna de las Momias”, nadie nos daba la aprobación, por el contrario nos mencionaban que los nombres son parte de la historia de todo hecho humano y que por lo tanto se tenía que mantener el nombre de la “Laguna de los Cóndores”, incluso nos mencionaron que de seguro que el próximos días iba aparecer una nueva noticia en la que Federico Kauffmann Doig había descubierto la “Laguna de las Momias” con cientos de momias de la Cultura Chachapoya y otros materiales arqueológicos  para su investigación, ahí recién entendimos el afán persistente de cambiar el nombre de la laguna,.

Ahí comienza la tercera historia; éramos 5 integrantes del INC Leymebamba: Denny Tafur Escobedo, Eladio Saucedo Santillán, James Hidalgo Alva, Jabier Farje Alvarado y Meider Díaz Tafur, 5 aguerridos ciudadanos que iniciamos junto a la población una defensa férrea de su historia, nos desligamos de todo intento de amenaza de Federico Kauffmann Doig, que incluso tenía como fotógrafo al esposo de Martha Chávez y nos amenazaban que íbamos a perder todo, con el apoyo de la población, a toque de campana ante cualquier amenaza se defendió hasta el final ésta hermosa historia que por cierto es más que interesante cuando de defender al pueblo se trata.

Por: Eladio Saucedo

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