¡Ojalá! Hubiéramos llegado antes.

Mientras corría balde en mano, con dirección al incendio, por un momento se me cruzó por la mente el primer y último incendio al cual asistí hasta hoy (sin víctimas, felizmente), pero esto era otra cosa, “una vecina está atrapada”, era la información que surcaba entre la desesperación de quienes corrimos al lugar armados con lo primero que encontramos (baldes, mangueras, tazones, etc. Etc.).

En cuestión de segundos ya éramos decenas corriendo para enfrentar a la muerte con lo que había disponible. Lamentablemente mientras más manos se iban sumando, las lenguas de fuego también. Nadie sabía exactamente frente a cuánto combustible (entre petróleo y gasolina) nos estábamos mechando.

En mi caso, la fuerza del fuego me detuvo casi en secó como a 50 metros, si no me hubieran hecho la trepanación craneana hace tres o cuatro meses quizá hubiera podido acercarme más y haber hecho algo más también. La potencia del agua era muy baja, no había mangueras largas, la gente tuvo que improvisar cadenas humanas, baldes de agua viajaron de mano en mano para llegar al origen del fuego, también se intentó con tierra y arena. Nada fue suficiente.

Los que venían y regresaban del frente, los que exponiendo su integridad física intentaron salvar a la vecina con todo lo que pudieron, confirmaron su deceso a pocos minutos de haberse iniciado el siniestro. ¡Ni se imaginan esas caras de impotencia y rabia! brotaron miles de lágrimas entre los vecinos; pero no desistimos ante el fuego, hasta que un grupo recuperó los restos de la vecina.

Estimados amigos o me volví muy perceptible o en verdad ocurrió, pero mientras regresábamos del lugar de los hechos, cuando ya había pasado todo, sentí en la expresión de todo el mundo los rasgos de una misma impotencia por no haber hecho algo más, a pesar de haberlo hecho… en la mirada y los pasos cansados de cada vecino sonaba a: “nos falta una, pero nunca la abandonamos”.

“Además de la horrible muerte, la pena es por sus dos niñas” se escuchó decir. La maestra de la menor de ellas (6 años) comentó que no sabían cómo decirle que mamá ya no está, que no la vería más porque el fuego la consumió casi por completo. Luego aparecieron la mamá (abuela de las niñas), el esposo, hermanas y más familiares. Imposible no ponerse en el lugar de cualquiera de estas personas, un ser humano normal, digo yo, se conmueve con tragedias como esta y es por eso que no entiendo y fácil no voy a llegar a entender nunca cuál era el afán de ciertas personas de ponerse a grabar la tragedia, mientras los demás luchaban contra el fuego llegando incluso a publicar no solo imágenes del incendio sino del cuerpo calcinado de la vecina.

Lo peor es que han sido compartidas en páginas que hasta hoy pensé que algo de seriedad tenían. Así de estúpidos, así de inhumanos. La verdad, tenía un post repleto de insultos deliciosos contra cada uno de los y las idiotas que vi grabando dejando de ayudar a apagar el incendio pero cambié el tono llegada la noche, entendiendo que si pues existe gente estúpida sin valores, buitres con educación que se sustenta solo en papeles, infelices de nacimiento que nunca han conseguido nada importante en su vida y que solo buscan hacerse notar a costa de quien sea, sin discriminar tragedia alguna, gente que no va a entender sino hasta que le pase algo similar lamentablemente, pero ese ya no es mi rollo (el karma existe, dicen).

Estimados amigos, les pido por favor que no compartan esas imágenes. Aprendamos a respetar a las personas, el hecho de tener un celular a la mano no te da derecho a publicar cualquier cosa. No puedes jugar a ser periodista con ciertas imágenes. Ponte en la piel de los familiares de la señora. ¡Aprende a ser gente!!!

Finalmente quiero agradecer a los vecinos y amigos que la lucharon hasta el final, por la lección de vida y demostración de solidaridad y de amor hacia un ser humano, una madre, vecina, comadre, amiga, hija, mujer que se aferró a la vida hasta el último segundo. No todo está perdido, enorgullece comprobar que creciste y vives rodeado de un puñado de buenas personas, gente que aún entiende el sentido de la vida en comunidad. ¡Muchas gracias!!

Descanse en paz señora Dominga y perdón por no haber llegado un par de minutos antes.

Fuente: Robin López.

Actualidad

error: Content is protected !!