¿Onstán las piscinas?

Era 1976, hacía sol, con un grupo de compañeros del salón nos escapamos de la escuela y tomamos el camino que lleva a Huancas; en medio de retamas, chishcas y tolas, subimos los caminos de tierra colorada hasta llegar a nuestra piscina: La penquita.

Yo era un experto nadando, ya tenía experiencia en El Franco, luego de una hora de nadar, sea de espalda, el indio o mariposa, nos preparábamos para regresar hasta que comenzaron los gritos, un alumno se había ahogado, al poco tiempo desahogaron las aguas y la posa desapareció.

Cerrado esto, bañábamos nuestros cuerpos en La Chirola, la número ocho, bañarse es un decir, ya que tu piel se impregnaba de barro que conforme se secaba hacía pispa a tu cuerpo, de modo que eso de bañarse, sólo era un dicho. 

Con los años, esas piscinas de mi infancia ya no existen, la modernidad y el crecimiento poblacional hizo que hoy sean reemplazadas por viviendas o canchitas de fulbito.

Esos años de infancia, fueron marcados por vivencias y sanas experiencias que dejan huella y con el tiempo se convierten en añoranzas. 

Esa ciudad del pasado, poco a poco está desapareciendo, si no se lo escribe y se comparte, será sólo una quimera. 

Tiempos aquellos… 

Redacción: Manuel Cabañas
Foto: Chachapoyas histórica

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