Que feo tu mirada.

Quisiera decir que mi mundo es perfecto, pero no lo es: hace una semana vi cómo le pasa un carro encima a un cachorro y no lo auxilié porque estaba apurado. Quizá el silencio y la indiferencia se apodero de mí como la del conductor hace mucho tiempo y no me he dado cuenta.

Equivocado o no, para mí la familia es la familia, a pesar que todos cargamos responsabilidades que las circunstancias nos brinda, en tiempos actuales, los hijos ahora son más importantes que los padres cuando se trata de elegir. Cruelmente entiendo que es la ley de la vida.

Me enorgullece decir que mi trabajo es el mejor, pero, aunque me atreva a decir que llevamos la delantera que cualquier otra institución en este espacio geográfico. Aún nos falta compromiso y trabajar en equipo. Nos falta sacarle provecho a las herramientas que hace 2 décadas no se tenía.

Me aferro a creer que en mi ciudad aún somos unidos: a pesar que seguimos dormidos ante nuestras necesidades y algunos vivos siguen sacando provecho hasta de lo que no tenemos. Porque parte del paisaje de nuestra ciudad, están los colores políticos que hacen llover monedas para intentar contentarnos y callarnos.

Sé que mi región es incomparable: millonarios en naturaleza, pero mal llamados seres de segunda y tercera clase, pero no por un político ausente, sino por nosotros mismos que creemos que el estado es el único que nos sacará de la pobreza.

Creo que mi país pronto recuperará la dignidad: porque a pesar que nuestra capacidad de subsistencia sea para 230 millones de personas, con apenas 32 millones, insistimos en apostar por la pobreza, la inseguridad, la corrupción y la contaminación. Empezamos con no permitir que algún mortal indecente por hacer quedar bien a un político, me quiera distorsionar el concepto de: mártir, valentía y decencia.

Por: Percy Zuta Castillo

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