¡Que viva Chachapoyas!!!

Un título que no es la arenga a recibir más vivas y hurras, por que hablar de nuestra cuatricentenaria ciudad, la de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, hoy como están las cosas en nuestra tierra, es un grito de esperanza para no dejarla morir en manos de advenedizos y mediocres que creen que sentarse en el sillón de autoridades, solo les dan el privilegio de recibir los primeros saludos o los primeros platos y copas en las múltiples ceremonias a las que asistirán, en estos cuatro largos años que tendrán dicho privilegio.
Que Viva Chachapoyas, hoy por hoy se ha convertido en ruego e invocación para que todos trabajemos para no dejarla morirse.

Nuestra querida y apreciada Chachapoyas está en estado de coma, en cuidados intensivos. Los mejores galenos han diagnosticado una gran obstrucción de venas y arterias, en su sistema de saneamiento, provocada por Aguas del Oriente, el consorcio que se creó entre tragos y borracheras, en la gestión de don Diógenes y su linterna que desbarato a la hoy moribunda ciudad. Necesita, gritan las enfermeras de sala, una transfusión de trabajo y honradez y eso no se compra, se hereda desde el seno familiar, algo que no existió en la anterior gestión y que hoy son invitados para dar consejos y sugerencias de cómo administrar una ciudad, como si dejarla en estado comatoso y huir a otro municipio provincial, sería una gran gestión, total tontos hay en todas partes.

Por favor que viva Chachapoyas, gritan los jóvenes y profesionales del colectivo…Chachapoyas…siempre de pie, que hacen vigilia por las noches, rogando que nuestra enfermita, no muera. No saben que los males que la aquejan, son los ambulantes, los invasores, que sin ningún remilgo invaden propiedad ajena y se vuelven de la noche a la mañana en empresarios de la construcción, a pesar de que solo son traficantes de terrenos ajenos. Los dolores de nuestra paciente son por la basura, los carros mal estacionados que bloquean la tranquilidad de una ciudad que debería lucir bella por su historia y abolengo, la caca de los perros que invaden las veredas de las estrechas calles de nuestra ciudad y los propietarios se pishen en la ordenanza que deben de recoger los regalos que dejan sus mascotas engreídas a los viandantes, como lo hacen en todas partes.

Que viva Chachapoyas, grita el cura, que viva por siempre, rezan las que se golpean el pecho y van a misa en una catedral donde su fachada nos avergüenza por años por lo cochina que se encuentra, cual llaga de costra sucias, de una herida que se resiste a sanar. Esto exigen los médicos, no se cura con llantos ni rezos, se cura, le gritan al alcalde con autoridad y multas por incumplir las ordenanzas del centro histórico chachapoyano, así sean curas los que se niegan a cumplirlas, y que ni por decencia y respeto a nuestro ilustre Prócer de la Independencia, Toribio Rodríguez de Mendoza, pintan la fachada de su casa, que ocupa el obispado en condición de inquilinos precarios y que no pagan ningún tributo municipal.

Que viva Chachapoyas y con mayúsculas, es el grito que exigimos cada uno de los que la vivimos y queremos recuperar a una ciudad maltrecha que solo será recuperada a fuerza de empuje, compromiso del pueblo y no de autoridades, compromisos de no sacar la basura antes de tiempo, pagar los tributos ediles, no utilizar las calles indebidamente, incluido velorios y fiestas, tratando de no comprar a los ambulantes y no botar basura en las calles. Seguros estamos que nuestra ciudad sanara y se recuperara. Los empresarios turísticos y los grandes comerciantes de ferreterías, tendrán que aportar con lo disque poco que ganan a que podamos tener en sitios estratégicos, basureros y avisos alusivos a mantener una ciudad limpia y ordenada. Por último, que Viva Chachapoyas gritamos…pero que no viva tan lejos, decimos.

Hasta el próximo Farol de Ángela Sabarbeín.

Fuente: Reina de la Selva.

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