¿Cómo se produce una canción? ¿Por qué algunos sonidos nos hacen sentir determinadas emociones? El videojuego peruano ‘La Orquestita’ tratará de responder estas interrogantes a los más pequeños. Esta propuesta educativa, financiada por el Ministerio de Cultura, busca enseñar teoría y lenguaje musical de modo que los niños sean capaces de crear sus propias melodías.
El videojuego, coproducción de Mr. iO Games y el estudio de animación Apus, obtuvo un fondo de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) del Ministerio de Cultura.
Los fundadores de Mr. iO Games, Lorena Nobile y Marco Arellano, señalan que el videojuego está en 75% de su desarrollo y estiman lanzarlo al mercado en el 2022 para dispositivos móviles Android y iOs.
‘La Orquestita’ es un proyecto transmedia. El videojuego está basado en la serie animada del mismo nombre desarrollada por el estudio de animación Apus. La historia cuenta las aventuras de Toto, Vale y Julen, tres amigos que aman la música. Junto a su abuelo Juan Barbas comienzan a vivir aventuras mientras descubren los secretos de la música.
En el videojuego, los tres amigos desean buscar un cuarto integrante de la banda. Para unirse, los candidatos pasarán por un proceso de entrenamiento musical y finalmente crearán su propia canción para demostrar que pueden ser parte del equipo.
La Orquestita es una serie de seis mini juegos. Cada uno es una lección diferente sobre música. “Hay un juego que enseña sobre las notas musicales y otros sobre los instrumentos, la melodía, el ritmo, la altura y las notaciones”, explica Arellano.
Además de los mini juegos, la propuesta también incluye una herramienta interactiva que permitirá a los niños crear su propia música. “En este apartado los chicos van a poder poner en práctica todo lo que han aprendido con los seis mini juegos. Podrán componer y grabar sus melodías para luego escucharlas o compartir lo que hayan creado”, agrega.
Para sacar adelante el proyecto, Mr. iO Games y el estudio Apus trabajaron de la mano con un equipo de aproximadamente diez personas. “Toda la parte artística estaba en gran medida cubierta por Apus y la parte mecánica programática tuvimos que hacerla nosotros. Fue una buena sinergia de habilidades”, sostiene.
Fuente: Andina
