Covid-19 | Día 100 del Estado de Emergencia Nacional

El domingo 15 de marzo de 2020, el Presidente de la República Martín Vizcarra decretó el Estado de Emergencia y aislamiento social obligatorio por 15 días, medida que se ha venido ampliando desde esa fecha y que este martes 23 de junio cumple 100 días. La medida se dio nueve días después de que se reportara de manera oficial el primer caso confirmado del nuevo coronavirus en territorio nacional. A la fecha, y de acuerdo con las más recientes cifras del Ministerio de Salud (Minsa), el número de casos confirmados asciende a 257 447, además de 8 223 fallecidos a nivel nacional.

Con esos datos, Elmer Huerta, Consejero Médico y especialista en salud pública, señala que usando el método epidemiológico de la corrección, nuestro país se ubicaría en el segundo lugar a nivel mundial al tener 741 casos positivos a SARS CoV2 por cada 100 mil habitantes (al 19 de junio), solo después de Chile y superando a Estados Unidos, España, Suecia y Bélgica. Huerta resalta que podríamos estar frente al empeoramiento de casos con la salida de la cuarentena, pactada para el próximo 30 de junio.

“Con el Perú, lo que ocurriría sería un agravamiento y una persistencia de la situación que no está bien, simplemente, se empeoraría. Hablamos de rebrote cuando ya se controló la enfermedad como lo hizo China, Singapur, Nueva Zelanda que llegaron a cero y de ahí aparece un caso aquí, allá o 100 como en China, eso es un rebrote. Si ese rebrote no se controla se puede convertir otra vez en una epidemia y eso es una segunda ola. El Perú no está para un rebrote”, menciona.
¿Cómo se ha modificado el panorama desde el inicio del confinamiento obligatorio hasta hoy? Conozcamos el balance de la estrategia peruana en salud frente a la pandemia de la COVID-19 en estos primeros 100 días de cuarentena obligatoria y tras la reactivación de algunos rubros económicos, la reducción del “toque de queda” y los avances médicos en vacunas y equipos que se desarrollan aquí.

UNA MEDIDA OPORTUNA QUE NO TUVO LOS RESULTADOS ESPERADOS

El establecimiento del Estado de Emergencia y confinamiento social obligatorio en el Perú llevó a nuestro país a ser considerado como el primero en América Latina en decretarlo como medida temprana frente al crecimiento de la propagación de la COVID-19. Esta medida fue considerada como oportuna y hasta audaz por diversos especialistas nacionales e internacionales. Sin embargo, las propias características de nuestra sociedad, con alto número de trabajadores en el sector informal de la Economía, llevaron a que dicha estrategia no cumpliese el cometido esperado.

Para Ernesto Gozzer, exdirector del Instituto Nacional de Salud (INS) y profesor de la Facultad de Salud Pública y Administración de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), las medidas de salud pública tomadas por el Gobierno al inicio de la pandemia (cierre de colegios y universidades, suspensión de viajes nacionales e internacionales, toque de queda, bonos económicos)- efectivas para otros países frente a la crisis mundial- estaban dirigidas a reducir la movilidad de la población y, por lo tanto, la exposición de infección con el SARS CoV2. Entonces, ¿cómo se entiende que pese a las decisiones que se tomaron y las acciones realizadas, la pandemia no haya sido contenida 100 días después?

“Algunas de las explicaciones son probablemente de carácter estructural y otras tienen que ver con detalle de la propia implementación de las medidas, es decir, con la gestión de la respuesta. […] En los últimos 25 años, el Perú ha tenido un crecimiento económico importante y sostenido, lo que ha permitido la reducción de la pobreza y el aumento de las reservas internacionales netas a niveles nunca alcanzados. Sin embargo, este crecimiento económico no se ha convertido en desarrollo. Si bien las condiciones de vida en general han mejorado, subsisten problemas estructurales importantes como la desigualdad al acceso de servicios sociales y de salud, el hacinamiento, la informalidad, la baja proporción de hogares que tienen una refrigeradora, aspectos todos que han contribuido a debilitar los efectos que podrían haber tenido las medidas de confinamiento en la propagación del virus que causa la COVID-19″, comenta.

Pese a ese problema, el doctor Gozzer resalta que, en el aspecto positivo, el Ministerio de Salud (MInsa) ha modificado varias veces su Plan de Prevención y Respuesta frente a la pandemia, desde su publicación en enero de este año y tras la declaratoria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de esta “amenaza para la salud pública y de importancia internacional”. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

“Cien días después, resulta vital la revisión y el ajuste de la estrategia de respuesta. Las autoridades deben mostrar una real apertura a las críticas y propuestas innovadoras que nos ayuden a mejorar la efectividad de la respuesta y a realizar un manejo diferenciado de acuerdo a la cambiante situación de cada región utilizando más rápido la información generada, en la toma de decisiones. Además, incorporando la participación activa de la sociedad civil y el sector privado”, menciona.

Gozzer afirma que si bien se pueden ensayar diversas respuestas, “ni las características socioeconómicas ni las deficiencias de nuestro debilitado sistema de servicios de salud son suficientes para responder por qué no se ha podido contener todavía la pandemia”, ya que otros países de la región con características similares han tenido resultados más prometedores.

“Para enfrentar problemas complejos que amenazan la salud pública mundial se necesita un enfoque integral como el que ofrece la estrategia de atención primaria de salud. […] A diferencia de los países donde la pandemia ha sido controlada, algunas de las medidas de salud pública probadamente efectivas han sido implementadas en nuestro país de manera tardía o incompleta, como la insuficiente realización de pruebas moleculares, la limitada identificación, aislamiento y seguimiento de casos confirmados, el tardío inicio de la búsqueda y control de contactos o la poco efectiva logística para el aprovisionamiento de oxígeno, EPP, reactivos y otros insumos”, señala.

Carlos Medina, epidemiólogo de SANNA Clínica El Golf, concuerda con el doctor Gozzer en que la principal fortaleza del Gobierno fue la respuesta rápida frente a la pandemia al establecer la cuarentena, ya que nuestro sistema de salud no estaba preparado para afrontar una gran cantidad de casos en esa primera etapa. Además, resalta que el establecimiento de un comité de expertos con especialistas en diversas áreas fue importante. Sin embargo, Medina es claro al afirmar que no se tuvo una interpretación precisa de los primeros resultados de las intervenciones iniciales.

“Como Estado tenemos una pobre información. El último censo no reflejaba el estado real del país. […] Como país debemos darnos cuenta de que, cuando intervenimos, esos primeros resultados son importantes para poder adecuar nuestras medidas de intervención a lo que está en la realidad. Interpretar los resultados y modificar los resultados para optimizar su intervención, eso es lo que no ha hecho el Estado. Por ejemplo, la cuarentena, se vio que no rendía los mismos resultados y es porque somos un país con múltiples realidades, incluso si solo se habla de Lima. Las relaciones socioeconómicas son diferentes. Para diferentes realidades son diferentes tipos de intervención para garantizar la principal medida que puede disminuir la cantidad de casos: distanciamiento social”, menciona.

Medina señala que otro inconveniente es que los comités de expertos- que aconsejan al Estado- “se han dedicado a un solo enfoque del tratamiento”, dándole mayor énfasis al tratamiento farmacológico “cuando el principal problema es la infraestructura”.

“Es implementar todos los centros de atención primaria distribuyendo oxígeno, que es la principal medida de soporte. Nos hemos empecinado en el tratamiento farmacológico y eso ha generado especulación, desabastecimiento para una medida que ni siquiera sabemos que funciona. Lo que sabemos que funciona es detectar temprano los casos, darle soporte con oxígeno y esperar unos días a que pase la fase más grave. Pero, seguimos empecinados en el tratamiento farmacológico que no ha generado ni ha demostrado ningún efecto postivo hasta el momento y que lo único que demuestra es que aparentemente no causa efectos adversos. El que no te haga mal no significa que te haga bien”, afirma.

Medina señala que existe “un divorcio entre el comité de expertos y los profesionales que estamos en el campo y que hemos podido identificar cuál es la principal forma en la que podemos disminuir la mortalidad en estos casos”.

“Lo otro es la infraestructura, nos falta implementarla para poder responder adecuadamente. Ahora sabemos por qué China tuvo tan baja mortalidad: porque desde el comienzo construyó hospitales y no es tan difícil, creo yo. Tengo mi hospital, un hospital que se ha formado para 100 camas en 15 días y eso se pudo haber hecho desde antes para dar soporte. Los centros de atención primaria pudieron haberse implementado con oxígeno a flujo continuo para darle soporte a las personas, pero eso todavía no se está haciendo. Se ha creado la especulación en el oxígeno cuando eso debió haberlo asumido el Estado. Creo que la intención fue buena al inicio, pero nos ha faltado reinventarnos en función a los resultados que íbamos recibiendo en las primeras intervenciones”, finaliza.

Fuente: RPP Noticias

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