Un hombre inglés que se hizo Santo en Amazonas – Perú
Rvo. Padre Juan A. Castelli Eyre.
Hoy me embarga dos sentimientos: uno tristeza y otra alegría. Tristeza porque ha partido un amigo, un padre, un ejemplo de fe, un cristiano convencido, un consejero, un amante de la Eucaristía, un misionero sin recato… un santo a quien conocí el 2001 y 2002 cuando era profesor de Religión, viví y trabajé muy de cerca con él y que consagró mi Matrimonio. Alegría, porque estoy convencido que él hizo en Perú, específicamente en Camporredondo, Guadalupe, Ocalli, otros pueblos aledaños, Mendoza y Chachapoyas, SU CARRERA HACIA LA SANTIDAD. Y esto me alegra. Me alegra porque jamás vi a un hombre sentarse delante del Santísimo y cambiar de semblante con un silencio lleno de paz y la mirada fija en Jesús Sacramentado; jamás vi a un hombre misionero de verdad, que a pesar de su poco dominio del castellano, evangelizó y vivió el Evangelio pasando días y noches en camino; jamás vi a un hombre que, a pesar de su vejez, visite y sirva a los enfermos y ancianos con alegría en diversos barrios de Chachapoyas; jamás vi un hombre amante acérrimo de nuestra madre María. Ah…y por cierto…un hombre a quién le gustó mucho que los jóvenes vinieran, se acercaran y cantaran en la Iglesia.
Un hombre extranjero que amó al Perú y a sus feligreses peruanos. Un hombre que Proyectó quedarse en Perú y que incluso planificó ser enterrado en el lugar de su misión. Él mismo decía: “Si la semilla no cae en tierra y muere, no dará muchos frutos”. También decía: “El más grande honor para un misionero es morir en el lugar de su misión”. Es así que planificó como todo así lo hacía quedarse, morir y ser enterrado en GUADALUPE, un pueblo que supo valorar su misión, un pueblo que mostró los frutos de su misión con más tesón y entusiasmo. Y que hoy lo tendrá para siempre ahí con ellos…¡¡Qué honor!!…
Hoy te digo: Gracias Padre, Gracias amigo, Gracias por todo, por todo…”
Lloro y lloramos tu partida, pero sé que gozas de Dios…para siempre.
Tu amigo Elki Marín Vásquez Becerra y familia.
Te decimos: hasta pronto Padre Juan Castelli Eyre.