Chachapoyas: Las chicas y su pasiĆ³n por el gol.

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Hoy tenemos que ir a mi colegio, me dijo mi hermano, al mismo tiempo que yo le respondĆ­a, ahora no es colegio es instituciĆ³n educativa, las cosas han cambiado desde que saliste de sus aulas hace veinte aƱos; Ć©l con toda tranquilidad sentenciĆ³: como sea pero hoy vamos en la noche no te comprometas.

Para las personas de Chachapoyas es sabido que en estas fechas se celebran las fiestas de la instituciĆ³n educativa Miguel Rubio, hay actividades de toda laya y en ellas participan alumnos, ex alumnos e invitados, es con esa ocasiĆ³n que este aƱo programaron unos encuentros deportivos y esa era la razĆ³n de nuestra asistencia; lay hace frio Bro no creo que vaya, le dije, no parecieron importarle mis palabras, solo me mirĆ³ como quien dice, “apura sonzo”, obviamente yo entendĆ­.

Al llegar vimos mucha gente, habĆ­a novena y aĆŗn no daban el cafĆ© por eso pasamos de frente no mĆ”s, al subir hacia la canchita nos topamos con barreras improvisadas quĆ© no nos permitĆ­an pasar, oe no hay pase y ahora? pucha por allĆ” tambiĆ©n estĆ” cerrado, justo pasa por ahĆ­ un profe y nos indica que la entrada es por la puerta del jirĆ³n Piura, caballero, volvimos por donde vinimos y el cafĆ©? nada, la novena continuaba; realmente hace frĆ­o, en la puerta hay una mesa y una seƱora es la encargada de cobrar, Āæcuanto es seƱo? Un sol no mĆ”s, es para la promociĆ³n; pagamos calladitos, al fin y al cabo una luca no es mucho.

Una vez adentro nos encontramos con “casi” lo mismo de siempre, muchachos reunidos en cĆ­rculos, todos viendo la pantalla del celular, mamĆ”s quĆ© miran y alientan, un parlante donde se escucha mĆŗsica de moda y la animaciĆ³n de un alumno entusiasta y en la losa unos jugado… espera, nos son niƱos, son niƱas las quĆ© corren tras un balĆ³n; no pasa ni cinco segundos y una de ellas hace una “bicicleta” y se lleva a tres, eso hace que me emocione, volteo hacia mi hermano y le pregunto Āæviste eso? la chiquilla juega mejor que yo; quedo sorprendido al ver como tocan la pelota, la paran de pecho, cabecean y sobre todo mantienen su posiciĆ³n. 

No jodas Bro, mira como juegan, Āæde que colegio son? Una mamĆ” del costado responde, las de blanco son del Miguel Rubio y las de azulito son de Luya y van ganando por uno; quĆ© tal partido, pasa el tiempo y no llega el empate, los nervios van en aumento pues las anfitrionas estĆ”n obligadas a ganar, cuando de pronto, una mano dentro del Ć”rea y el Ć”rbitro cobra penal, una niƱa de trenzas va tras el juez y le increpa: “no sea malo profe la mano fue fuera, no sea tramposo”; nada cambia la decisiĆ³n, la arquerita toma su posiciĆ³n y la quĆ© va a patear hace lo mismo, todos los presentes se alistan para gritar el gol, suena el silbato y… No puede ser, Luya atajĆ³ el penal, pucha ya fue ya, mira como llora la que fallĆ³, quien es? No lo sĆ©, dice mi hermano, solo sĆ© que es buena y que entiendo como se debe sentir; suena el pitaso final y no hay nada que hacer, luego de eso salimos y nos marchamos del colegio.

Mientras camino me pregunto, Āæcuando cambiĆ³ todo esto? sin duda ver el toque del balĆ³n y la habilidad para hacer huachitas me dejĆ³ emocionado, debo salir mĆ”s seguido, le digo a mi hermano, porque la Ćŗltima vez que vi a mujeres jugar un fulbito fue en el mes de junio, todas llevaban polleras y jugaban una trilla.

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