La dĆ©cada 80 fue sin lugar a dudas, la mĆ”s convulsionada en el PerĆŗ, muchos escuchaban por primera vez la palabra terrorismo y todos serĆamos vĆctimas de manera directa e indirecta, de las atrocidades ejecutadas por los grupos subversivos.
Como pasa hasta nuestros dĆas, el problema se hizo mĆ”s evidente cuando la gran Lima empezĆ³ a sentir los estragos, solo en ese momento se tomĆ³ en serio y se ejecutaron acciones contra este flagelo del cual venĆan siendo vĆctimas, hacĆa ya varios aƱos, muchas familias de los pueblos en el interior del paĆs.
SurgiĆ³ tambiĆ©n el nombre que la historia del PerĆŗ condenarĆa y que serĆa sinĆ³nimo de destrucciĆ³n, Abimael GuzmĆ”n se convertĆa en enemigo nĆŗmero uno y ya todos sabemos cĆ³mo terminĆ³; a pesar que las versiones de la lucha y su captura cambien de acuerdo a los intereses de quienes las cuentan.
Esta semana muriĆ³ el que, sin lugar a dudas, fue el mĆ”s grande terrorista del PerĆŗ y ojalĆ” con Ć©l hubieran muerto tambiĆ©n la discriminaciĆ³n entre las clases sociales, el racismo y la corrupciĆ³n; el terrorismo tal como lo conocĆamos desapareciĆ³, ya no hay ejecuciones masivas ni coches bomba, pero muchos peruanos siguen muriendo, la desidia y el olvido de cada gobierno de turno se encarga de matarlos.
Lo triste es que no faltan hasta el dĆa de hoy, aquellos impresentables que aprovechan el miedo y el repudio que genera el terrorismo, para hacer de las suyas, robar con total desparpajo y tildar de ‘terruco’ a todo aquel que se atreve a cuestionarlos.
MuriĆ³ Abimael GuzmĆ”n, celebra si quieres hacerlo, perdona si puedes hacerlo, pero lo que no debes hacer es olvidar; porque todos queremos un paĆs sin terrorismo, pero serĆa mucho mejor un paĆs sin ‘terruqueo’.