Kenia: Sube a 145 la cifra de cadáveres ante el ayuno mortal de seguidores de una secta

En un trágico suceso que ha conmocionado a la nación de Kenia, la Policía informó que el número de fallecidos aumentó a 145 de presuntos miembros de una secta cristiana por ayunar en un intento de encontrarse con Jesucristo.

Los hechos ocurrieron en el bosque de Shakahola, en el costero condado de Kilifi, donde se han encontrado tumbas y fosas comunes con la mayoría de los cuerpos exhumados.

La comisionada regional de la policía de la Costa keniana, Rhoda Onyancha, confirmó que las excavaciones continúan en busca de más cuerpos. “Hasta el momento, 70 personas han sido rescatadas con vida y están recibiendo atención médica y psicológica”, indicó.

Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulación y asfixia.

Las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno, aunque quisieran abandonarlo.

El líder de la secta, el pastor Paul Mackenzie Nthenge, ha sido detenido junto con su esposa y otros 16 sospechosos. El tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa, ordenó extender durante treinta días la detención de los acusados mientras se investigan los cargos.

Este no es el primer incidente en el que el pastor ha sido implicado. En marzo de este año, fue detenido en relación con la muerte de dos niños en circunstancias similares, pero fue puesto en libertad bajo fianza.

El presidente de Kenia, William Ruto, ha nombrado una comisión de investigación presidida por la jueza Jessie Lesiit para esclarecer los hechos y determinar las negligencias administrativas o de seguridad que se pudieron producir.

El suceso generó un gran revuelo en el país y ha llevado a muchos a cuestionar el papel que juegan las sectas en la sociedad. La Iglesia católica y otras denominaciones cristianas han emitido comunicados de condolencia y pidieron a los fieles que eviten unirse a grupos religiosos no reconocidos.

La masacre de Shakahola ha puesto de relieve los peligros de las sectas que promueven prácticas religiosas extremas y que pueden llevar a la muerte. Además, ha revelado la necesidad de reforzar la regulación y la supervisión de estas organizaciones para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro.

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