Luego de una breve búsqueda, el estratega alemán logró recuperar la joya con la ayuda de un camarógrafo
En un momento que bien podría haber sido trágico, Jurgen Klopp, el carismático director técnico del Liverpool, vivió una situación inusual durante el festejo tras la victoria de su equipo sobre el Newcastle con un marcador de 4-2, ya que, en medio de la celebración efusiva en el campo de Anfield, el estratega perdió su anillo de bodas, desatando una breve pero intensa búsqueda que concluyó con un emotivo reencuentro.
El alemán, de 56 años, se encontraba aplaudiendo y compartiendo la alegría con los aficionados en el campo y en las gradas cuando notó la ausencia de su preciada joya. Con gestos de preocupación, el técnico regresó sobre sus pasos, pidiendo la ayuda de un miembro de seguridad y mirando detenidamente el césped en busca de su anillo.
Afortunadamente, el propio Klopp logró localizar el anillo apenas unos segundos después, generando un suspiro colectivo de alivio entre los presentes. Posteriormente, se supo que fue el camarógrafo que registraba la escena quien contribuyó a la recuperación del anillo.
La tribuna no pudo contener su alegría al enterarse de la feliz resolución del incidente, aplaudiendo la suerte de Klopp. Las cámaras capturaron el emocionante momento en que el técnico alemán besó su anillo recuperado, dando un giro inesperado a la celebración.
“Tuve un shock enorme, pero he vuelto a encontrarlo”, admitió Klopp, visiblemente aliviado, agradeciendo públicamente al camarógrafo que se convirtió en su héroe inesperado.
“Dios mío, eso habría sido realmente terrible”, expresó Klopp, revelando que esta no fue la primera vez que enfrenta la pérdida de su anillo, recordando un episodio anterior en el mar.
El entrenador concluyó reconociendo la importancia del camarógrafo en su vida, declarándolo “un amigo para toda la vida”.
Esta curiosa anécdota, que pudo haber sido un mal trago para Klopp, terminó siendo una historia memorable en la jornada de celebración del Liverpool, dejando a los aficionados con una sonrisa y al entrenador con su valioso anillo de bodas de vuelta en su mano.